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Entre el año 1986 y 1987 me uní a una compañía multinivel de ventas para compartir tiempo con mi pareja en una misma actividad. Para los que conocen este tipo de sistemas les es común recordar que este tipo de empresas basan su éxito en el crecimiento personal y la motivacón de las personas.

Definitivamente una pareja que no participa, estorba, ya que entre conferencias, seminarios, rehuniones de presentación de productos, rehuniones de ventas, capacitación y relaciones públicas con los grupos de trabajo, insumen demasiado tiempo. Por lo tanto si la pareja no participa, puede ser causal de divorcio.

Para incentivar la participación en parejas, se organizan de manera periódica viajes de primer nivel a un bajo costo, casi siempre a lugares paradisíacos.
También se ofrecen premios en viajes para incrementar la producción.

En una ocasión, mi esposa «gracias a su equipo de trabajo» al cumplir una meta prefijada, gano un viaje con todos los gastos pagados para dos personas. Asi que preferí que la segunda persona fuera yo (ella estuvo de acuerdo). Realmente fué como una segunda luna de miel, hotel de primera, todos los gastos pagados, ¿que más se puede pedir?. Hay que reconocer que es un muy buen «gancho» para ponerse la camiseta de la compañía, para algunos disfrutar en dar una probadita de un nivel de vida que no se le da en lo cotidiano y lo más curioso que psicológimente uno siente que queda en deuda con la compañía.

En definitiva para seguir viajando gratis, decidí apoyar un poco más a mi mujer.

Claro que también ella me cobró el viaje, comprometiéndome a acompañarla a todas las rehuniones semanales de presentación y capacitación de negocios. No me puedo quejar mi esposa vale la pena y poder compartir con ella es algo muy importante para mí.

Por otro lado también trate de buscar el medio vaso lleno y pude aprovechar muchas experiencias positivas y aprendí sobre áreas que habitualmente no dominaba.

El crecimiento de nuestra organización superó los 400 integrantes y comenzó a ser un negocio muy interesante. Para acortar un poco las cosas llegamos a un seminario en donde nos nombran «Directores miembros del comite ejecutivo», teníamos más título que experiencia (por lo menos yo, ella si era muy participativa) junto con esto venía la responsabilidad de dar una conferencia dentro del seminario con una duración aproximada de 40 minutos sobre un tema específico.

Estaba programada en la tercera noche del seminario de un total de cuatro, posterior a la participación del presidente de la compañía y su mejor conferencista, un tipo cabe decir, realmente encantador, oriundo de España. Yo estaba realmente muy tranquilo pese a la importancia del evento, ya que de todos modos la conferencia la iba a dar mi esposa, no yo. Y sucedió lo peor…

En el amanecer del tercer día comenzaron a aparecer síntomas de una gripe muy severa que fueron complicándose en el transcurso del día con temperaturas que llegaron hasta los 39 grados de fiebre a las dos de la tarde pese al esfuerzo de los médicos.

Definitivamente se pensó en suspender la conferencia, pero mi esposa no quiso permitirlo y aseguró al presidente de la empresa que la iba a a dar yo. En principio creí que estaba delirando por la fiebre, pero ésta ya habia cedido ya que eran las cuatro de la tarde y con las medicinas ya se veía una gran mejoría pero no la suficiente para semejante evento.

Converse con mi esposa y le expresé que no creí estar preparado, pero ella me respondió que preparado estaba ya que conocía cada palabra de la conferencia porque la habíamos preparado juntos y gran parte de ella se identificaba conmigo. El remate final me lo dió al decirme que ya me gustaba mi posición cómoda de participar pero dejarle las partes difíciles a ella, pero que éramos un equipo, una pareja, que el nombramiento de directores miembros nos lo iban a dar a los dos y que si uno no podía dar la cara el otro debería estar seguro de que la iba a dar por él. ¿Que le podía contestar? Me tenía contra la pared, en ese momento me di cuenta que con ese poder de convencimiento, el título en la organización y los 400 distribuidores realmente se los merecía y debía hacer algo por merecelos también.

Salí de esa habitación con paso firme, el pecho en alto y la postura de un guerrero dispuesto a pelear su mejor batalla, pero al llegar al pasillo me desmayé (no, no es cierto jajajaja!) pero casi, si se me doblaron las piernas. Así que mejor volví a la habitación deje la postura de valiente y pedí ayuda a mi esposa para repasar todos los puntos de la conferencia ya que tenía amnesia temporal y ni del título me acordaba.

Eran las 8 de la noche y todavía faltaba por lo menos una hora para mi conferencia, estaba sentado detrás del escenario preguntándome cómo había llegado a esta situación. Por momentos escuchaba al conferencista que exponía en ese momento, recuerdo pensar que era muy aburrido, hablaba del control del tiempo, lo recuerdo muy bien, lo que recuerdo también es que pensaba que yo lo podría hacer peor.

Por momentos escuchaba, por momentos divagaba, realmente estaba nervioso y trataba de calmarme. 1,200 personas en el salón justificaban mis nervios.

De pronto y casi sin darme cuenta se me acercó el presidente de la compañía, que exponía antes que yo, como dije, también un increible conferencista, me miro a los ojos y me aseguro: «Tú no tienes idea de lo que vas a hacer» y… tenía razón. En seguida también me dijo: «No te preocupes, ellos, tampoco». Enseguida me preguntó ¿Me dejas darte unos consejos? Por supuesto que le dije que sí, aunque en mi mente pensaba pedirle que mejor diera la conferencia por mí.

No mires a nadie a los ojos, trata de caminar contínuamente, no te quedes estático, utiliza tus brazos para hablar, juguetea con tus llaves en el bolsillo de tu pantalón si eso te da serenidad, pero hazlo discretamente, no vayan a pensar otra cosa. Si algo no lo crees, no lo digas, la gente lo primero que nota es la sinceridad, si confían en tí, te van a comprar cualquier idea por más descabellada que sea. Nadie sabe de antemano lo que le vas a decir por lo tanto no te preocupes si te equivocas no sabrán que te equivocaste, a menos que se los digas, retoma el camino, corrige y sigue adelante, nadie se dará cuenta; y por sobre todas las cosas, disfrútalo y ellos lo disfrutarán.
No pude ni contestar, ya lo estaban anunciando para dar su conferencia.

En ese momento pensé: «Este tipo lo tiene todo bien claro… y es de Galicia, ¿Porqué, yo, no?» Claro que enseguida me contesté, porque él tenía la experiencia , la capacidad, la personalidad y otros tantos atributos que yo no tenía. Pero igual me tranquilizó.

Trate de tranquilizarme y comencé a escuchar su conferencia para distraerme un poco. Se movía como pez en el agua y viéndolo empecé a recordar cada uno de los puntos que me aconsejo y me di cuenta que el los cumplía al pie de la letra.

Entonces sucedió… en medio de la conferencia escuche una frase que dijo que cambió mi vida y la recordaré por siempre y dice así:

«Nunca te duermas pensando que algo es imposible… porque te puede despertar el ruido que hace otro al realizarlo!!!»

Me impacto, cuanta verdad en tan pocas palabras. Somos nuestro peor enemigo y el más fácil de vencer, conocemos todos nuestros puntos débiles, pero también los fuertes y debemos de aprovecharnos de ellos.

Nosotros mismos nos limitamos. ¿Quién más?

De inmediato y como por arte de magia se me prendieron varios focos, mientras resonaba esa frase en mi cabeza. Inmediatamente, también se me ocurrió una frase para utilizar en la conferencia y que actualmente la sigo utilizando y es:

«Sufres porque quieres…
Vives porque lo deseas…
Y mueres porque no te queda de otra, tu decides!!!»


Lo escribí inmediatamente en mis apuntes para el gran final.

Mi perspectiva del momento que estaba viviendo había cambiado radicalmente y analizaba una y otra vez la frase. Haber llegado a ese momento era posible, estaba ahí, que la conferencia saliera bien después de todo no era imposible.

Pensando en esto, es que también nació el slogan hasta hoy de todas mis empresas, un canto a la vida:

«Lo posible ya esta hecho…
Lo imposible, lo estamos haciendo…
Y lo inimaginable, lo vamos a lograr!!!»


Y es una realidad, si te lo pones a analizar, quinientos años antes de llegar a la luna, esto era algo «inimaginable», doscientos años antes era «imposible» y en 1969 y hoy es un «hecho».

Disculpando a mi señora y contando los inicios en el negocio, es que empecé mi disertación.

Las palabras fluyeron naturalmente, realmente estaba expresando lo que creía y no estaba buscando aceptación, me aparte del libreto, jugué con las palabras, me emocioné por momentos con lo que decía y reí recordando experiencias personales y contando algun chiste en el medio como para participar y mantener el ambiente que se sentía en el salón. Una experiencia inolvidable, lo había disfrutado y eso para mi era lo más importante, lo increíble, la audiencia lo disfrutó también.

Mi esposa se acercó, con lagrimás en los ojos, me abrazó, me dijo en el oído «Sabía que podias hacerlo, estoy orgullosa de tí», que idiota, pero empecé a llorar también, nunca me había dado cuenta que había estado todo el tiempo en el salón yo la hacía dormida en la habitación.

Desde ese día, casi nos peleabamos por ver quién daba tal o cuál conferencia. No hay nada más maravilloso que poder trasmitir y aportar algo hacia los demás.
Esta es mi experiencia personal, a través de un hecho que cambió mi vida. No te distraigas, no pierdas tiempo mirando hacia afuera si primero no miras en tu interior.

Tu amigo.
Daniel Fernando De Nicoló
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2 thoughts on “Artículos

  1. Definitivamente estas experiencias te cambian la vida. Sobre todo por que te exigen ser alguien que no eres y descubres que eres más de lo que crees.

    Esta frase me gusto
    “Lo posible ya esta hecho…
    Lo imposible, lo estamos haciendo…
    Y lo inimaginable, lo vamos a lograr!!!”

  2. Fantástica tu experiencia con la conferencia, me encantó cada detalle, yo también me puse nervioso cuando tuve que dar mi primer seminario en una sala virtual, y me dijeron que salio bien.
    Te comento que gracias a Cavalo y Menem me fui de Argentina, estoy viviendo en la ciudad de Montreal, Canadá, donde hoy hace 17ºC bajo cero, con hielo en las veredas, pero con mis hijos estan muy bien establecidos y con buenos trabajos, estoy jubilado y trabajando desde casa con mi PC.
    Te mando un gran abrazo y feliz año para vos y tu flia,
    Alberto

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